¡Un cambio de orden!

Infinidad de veces hemos escuchado y leído en la Biblia que en la oración hay poder. Muchos versículos nos enseñan esta verdad. A pesar de saberlo, muchas rodillas permanecen sin doblarse. Una vez leí que el cielo tiene un cuarto que nos sorprenderá a todos cuando lo veamos. El cuarto tiene grandes cajas nítidamente empacadas y con un precioso moño con tu nombre. Dice: «Nunca entregado a la Tierra porque nunca fue pedido». Cuántas oportunidades se nos han escapado de las manos, cuántas bendiciones se nos han diluido entre los dedos, cuántos problemas nos siguen agobiando… ¡solo por no habernos rendido al poder de la oración! Jesús dijo: «Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» (Mateo 7: 7-8). En la Biblia viene registrado que durante un periodo de cien años en la historia de Judá (732-649 a.C.), Ezequías fue el único rey fiel. ¿Qué diferencia hizo este rey? ¡Oraba con fe! Ezequías comprendía muy bien que las oraciones sinceras y llenas de fe dirigidas hacia el único Dios verdadero cambian el rumbo de las cosas. Él lo comprobó en carne propia. Mientras estaba pasando un tiempo muy difícil debido a que sus enemigos asirios amenazaban con invadir su reino, Ezequías cayó enfermo de muerte. ¡Dicen que los problemas nunca llegan solos!