¡Persíguelos!

¡Imagina llegar a tu colonia, después de caminar durante tres días, y encontrarte con todas las casas destruidas por el fuego, humeando todavía, todo saquea- do y a todas las mujeres y niños secuestrados, incluidos los tuyos! Una verdadera tragedia… ¿qué harías? Lo primero es echarse a llorar, sin duda. Y esto fue lo que hicieron David y sus hombres cuando llegaron a su ciudad, Siclag, y contemplaron tal escena. Dice la Biblia que lloraron a más no poder. Los amalecitas se llevaron a sus familias e incendiaron y saquearon todo lo que pudieron. Cuando nos suceden las tragedias por sorpresa, sin haber hecho