En la vida inevitablemente nos encontraremos en situaciones en las que desearíamos ejercer una venganza contundente. Pero sabemos que la venganza no es la salida y el fin de nuestros problemas; el estar ofendidos es una prisión cuya única llave es el perdón. Perdonar no va a cambiar lo que te hicieron, pero dará una perspectiva nueva a tu futuro. Dios nos ha dado una nueva oportunidad de vida al perdonar nuestras faltas, y pone ante nosotros la promesa de una vida de victoria. Al perdonarnos, Dios cambia nuestro pasado. Con sus promesas, Dios asegura nuestro futuro. ¿Qué hacemos cuando perdonamos? Primera etapa del perdón: debemos identificar nuestro sufrimiento. Quizá hemos sido lastimados por alguien, y hay dolor y resentimiento de por medio. Los tipos de sufrimiento que deben ser perdonados por lo general son profundos y morales.