La Puerta del redil

Y allí estaba Jesús, una vez más, hablando en alegorías a las multitudes: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10:11). Jesús estaba comparando a sus hijos con este dócil animalito. En la Biblia hay más de 500 referencias a la oveja, incluyendo al cordero, que es su cría, y en el Antiguo Testamento constantemente se destaca la relación entre el pastor y la oveja. La oveja es tan mansa que la pueden esquilar, atar y aun matar sin oponer ninguna resistencia. Son animales de rebaño; se sienten cómodas estando juntas y cuando por alguna causa se separan, se estresan. Ellas se sienten seguras con la dirección de su pastor al cual siguen y reconocen. Cuando Jesús les dice que Él es «la puerta», se refería a la puerta del redil de las ovejas. Este era el lugar donde los pastores cada noche venían y guardaban sus rebaños para que pasaran la noche y estuvieran protegidos. Y cada mañana regresaban por la puerta de las ovejas a recoger sus rebaños. Les hablaban y las llamaban por su nombre, y cada oveja empezaba a seguir a su pastor reconociendo su voz; él las sacaba por la puerta de las ovejas y las conducía a lugares de pastos verdes y aguas de reposo para ser alimentadas.