La fuerza de la obediencia

Dos poderosas fuerzas nos fortalecen para obedecer a Dios: el amor a nuestro Señor y el temor del Él. Nuestra vida debe mostrar ambas cosas si debemos terminar nuestra carrera de obediencia. En Juan 14:15 leí estas palabras de Jesús: «Si me amáis, guardad mis mandamientos». Observé una nota de referencia al lado de la palabra guardad. Fui a las notas de referencia en el margen y vi que la traducción más precisa era «guardarás». Al sustituir esta palabra, el versículo dice: «Si me amas, guardarás mis mandamientos». Cuando nos ena- moramos de Dios, seremos capaces de guardar sus mandamientos. ¿Alguna vez te has enamorado? Cuando estaba comprometido con mi esposa, estaba locamente enamorado de ella. Pensaba siempre en ella. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que pudiera solo para pasar tiempo con ella. Si me hubiera llamado a medianoche y dicho: «Cariño, quiero helado», le habría dicho: «¿Chocolate o vainilla? ¡Estaré ahí en cinco minutos!».