¡Jesús, el Rey de gloria!

Setecientos años antes de Cristo, el profeta Isaías hizo una impresionante predicción (Isaías 9:1-7). En ese tiempo, Israel había sido invadido por el rey asirio y los israelitas habían sido humillados y sumidos en la más profunda desesperación. Estas palabras proféticas vinieron a dar un refresco de esperanza a su clamor de salvación. Sin embargo, iba mucho más allá de salvarlos de la humillación que padecían, pues este niño Jesús que nacería sería el Mesías que vendría a darles salvación y vida eterna. Esta es una profecía que fue dada para toda la humanidad de todos los tiempos. Este «niño» Dios vino al mundo para darnos esperanza de libertad del pecado y de la muerte, ofreciéndonos vida abundante y eterna.