El salto de fe

Todo el que llega a conocer a Dios de manera íntima se vuelve dador generoso, gozoso, justamente porque Dios Mismo es un Dador a lo grande. Nos dio el más grande de todos los dones: a su único Hijo. Nada valía más que Jesús para Él. El Señor nunca da a medias, ni cosas insignificantes. Dio a Jesús buscando una cosecha multiplicada, lo que significa muchos hijos e hijas que entren en su familia, y la cosecha sigue llegando. Una montaña, si uno lo piensa, es donde el cielo y la tierra se acercan más. Y hay algo trascendente en cuanto a una montaña: es un lugar de visión. En los tiempos antiguos, lo remoto e inaccesible de los montes les daba un aura de misterio y poder. Todavía hoy producen un sentido de asombro y maravilla, haciendo pensar que hay una realidad más alta. Somos escaladores de montañas… buscadores de montañas.