El matrimonio está basado en el compromiso, pero en realidad lo que hace que un matrimonio tenga éxito es el amor. Los novios sabios son los que van seguros al altar. La pareja sabe lo que es el amor. Si los novios no saben esto, el matrimonio puede entrar en graves problemas. Nunca podrás imponer tus deseos ni podrás estar feliz si la otra persona no lo está. El amor es un ejercicio de renunciación, y en cierto modo es también un ejercicio para aprender a manejar la frustración. Dejas una ventana abierta cuando quisieras cerrarla. Miras el programa de televisión favorito de tu cónyuge. Das un beso cuando te duele la cabeza. Bajas el volumen de la música cuando te gusta alto. Aprendes a ser paciente sin suspirar ni poner mala cara. El amor saca a la luz lo mejor de la persona. Se puede ser uno mismo sin artificialidad. Las personas que saben ser amadas brillan con belleza y encanto. Cuando uno dice un chiste, no tiene que ser mejorado por el otro, ni tampoco se corrige a la pareja en medio de la historia que esté contando. Se debe aprender a cultivar la manera bondadosa de hablar. En lugar de dar órdenes, es más sencillo recordar obligaciones: ¿Me podrías ayudar con esto? El amor es alegre, y su maduración depende de lo que alguien hace por ti. El crecimiento del amor está en proporción de lo que cada cual hace por el otro.