Dios está más cerca de lo que creemos

A veces, la percepción del ser humano plantea preguntas que la mente no puede contestar, aunque siempre buscamos respuestas lógicas. Lo que sí tiene sentido es que los que seguimos a Cristo no dependamos demasiado de nuestra habilidad para armar los rompecabezas, especialmente cuando tratamos de comprender al Omnipotente. No solo la percepción humana es muy deficiente, sino que tampoco podemos confiar mucho en nuestras emociones. Nuestras emociones son indignas de confianza, parciales y caprichosas. Mienten con tanta frecuencia como cuando dicen la verdad. Son influenciadas por las hormonas, especialmente durante la adolescencia, y varían dramáticamente desde la mañana, cuando estamos tranquilos, hasta la noche, cuando nos sentimos cansados. Es típico de las personas vulnerables aceptar firmemente lo que sienten acerca de Dios, pero lo que sienten podría ser el reflejo de un estado de ánimo momentáneo.