¿Cuántos denarios te deben?

Las infamias y las injusticias en ocasiones llegan a nuestra vida como cascada de agua helada. Nos provocan sufrimientos tan profundos y nos dejan un sabor amargo difícil de olvidar. De pronto nos vemos derribados por estas circunstancias que son como una zancadilla espiritual en nuestro caminar con Cristo. Una tarde, rodeado de sus discípulos, Jesús les narra la parábola del deudor que no perdona (Mateo 18). Les cuenta acerca de un rey que ajusta cuentas con sus siervos; cuando le traen a un siervo que le debe diez mil talentos, como no tiene con qué pagar, ordena que lo vendan junto con su mujer e hijos. Pero el siervo pide misericordia y se le perdona la deuda. Al salir de allí, viene un consiervo que le debe cien denarios pidiendo misericordia; sin embargo, él no se apiada de él y lo manda a la cárcel. «Entonces llamándolo su señor, le dijo: Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti? Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre