En 1665, un científico notó algo muy peculiar mientras hacía experimentos con relojes de péndulo. Descubrió que cuando colocaba dos de ellos en la misma habitación y los ponía en funcionamiento de manera que no hicieran tic-tac al mismo tiempo, al final acababan sincronizándose y haciendo tic-tac a la vez. Este fenómeno se conoció como «arrastre» y afecta a muchas cosas, además de los relojes. Piensa en tus mejores amigos. ¿Hay entre ustedes algún tipo de arrastre? Tener cosas en común es lo primero que hace que la gente se una, y cuanto más tiempo pasan juntas, más probable es que las personas copien hábitos de los demás. Eso es algo más común en los jóvenes, pero también lo vemos en muchos adultos. Cuando conocí al Señor Jesús como mi Señor y Salvador, una de las áreas que más batallé en entregarle fueron mis amistades. Dios fue paciente conmigo, pues hasta me vi como los relojes haciendo tic-tac con ellas, riéndome, criticando y juzgando a personas cuando Dios me decía que las debía amar. Marcos 2:1-12 nos narra la historia de un paralítico y sus amigos. Imagina lo que significaba ser paralítico en el mundo antiguo: toda su vida se limitaba a una camilla; alguien lo tenía que cargar, vestir, mover
