Acuérdate de tu Creador

Qué sensación de tristeza nos queda después de leer la vida de Salomón. ¡Tuvo todo para triunfar… sin embargo, falló! Dios lo designó sucesor de su padre David desde antes de su nacimiento, y fue así que, con sólo 20 años, subió al trono de Israel. Lo mejor que hizo en toda su vida fue al principio de su reinado, cuando Dios se le apareció en sueños diciéndole: «Pide lo que quieras que te dé», Salomón pide: «Un corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tan grande?» (1 Reyes 3: 9). Dios se agradó de tal petición y no sólo le dio sabiduría, sino riquezas y gloria. Salomón realmente amaba al Señor con todo su corazón y quería gobernar con justicia. En estas palabras se puede intuir una profunda humildad al reconocerse incapaz con semejante responsabilidad. Fue así como empezó su reinado. Su fama trascendió fronteras y su sabiduría traspasó a sus contemporáneos de Egipto, Arabia, Canaán y otros, los cuales venían a conocerlo y escucharlo con costosos presentes. Gozaba de abundancia de paz y prosperidad. Pero parece